literatura Contemporanea

Un extranjero en la mesa,
tan criollo como cualquier otra fruta,
Agridulce, semejante a un amor platónico,
suave textutra compone su pulpa.
Y es que alguien no se atrevería a negar su
consumo inmensurable, un delite para los labios
secos en una tarde.
Bautizado con inmensa masculinidad pero para
entenderlo es mejor comparlo con una mujer;
femenina, todo un mundo siniestro
delicada, atrevida pero jamás predecible.
Así es el kiwi, un paraíso insatisfecho,
una mujer coqueta y creída, agridulce en su esencia
al final de cuentas es mejor en su madurez.